Human, desde sus inicios en 2022, ha mantenido un alto estándar de calidad en su programación musical. Razzmatazz, gravitando entre el under y los sonidos en tendencia, se ha establecido como uno de los referentes indiscutibles de los fines de semana.
Hace poco más de un año nació TORAX, una propuesta para los domingos por la tarde que rápidamente se gana el respeto de los techno heads de Barcelona y que se hace esperar con ansias como si de un evento astronómico se tratase.
El sound system
Tabla de contenido
Un impresionante sistema de sonido basado en stacks de L-Acoustics (4 torres de 12 x KS28 y 16 x K3), ubicados estratégicamente en cada esquina, son las deidades de estos encuentros. No hay escapatoria: en todos los puntos se siente una presión sonora despiadada, pero con una definición excelente que permite a los artistas exprimir al máximo su selección musical.

El espacio
La sala 1 se transforma en un agujero negro donde la oscuridad no da tregua a la luz. Los responsables de la luminotecnia crean una atmósfera sci-fi que convierte a los asistentes en una masa de cuerpos danzantes sin rostro, como en una mascarada. Las barras están separadas del dancefloor mediante cortinas blackout de piso a techo, diseñadas para preservar la inmersión en la pista.
Intimidad y libertad
Desde el inicio del ciclo, una de las políticas más destacadas ha sido el uso de pegatinas en las cámaras y flashes de los móviles. Esta medida busca evitar distracciones y fomentar un ambiente de expresión seguro y poco invasivo. El equipo de Safe Amorx (una iniciativa de «Me siento extraña») recibe con carisma a los asistentes en la entrada, indicando las recomendaciones de comportamiento durante el evento. Con brazaletes altamente visibles, se mantienen en circulación por todos los espacios, creando una red de apoyo. El dark room, equipado con sofás, mesas e iluminado exclusivamente por velas, constituye un auténtico oasis.
Artistas
Talentos como Adriana López, Oscar Mulero, DVS1, Freddy K, Luke Slater, Dj Nobu, Kaiser, Setaoc Mass, Regis, Quelza, P.E.A.R.L, Marrøn, Nørbak, Kwartz y el apoyo local de Anika Kunst, Mod 1, Imox, Sylvia y Angel Molina son algunos de los invitados que han pasado por la cabina. Las fronteras entre el techno vanguardista y el old school se desdibujan por completo, creando una amalgama de sonidos que suspende el paso del tiempo. Cada artista deja una impronta única, cuidando siempre el delicado ecosistema que, como pocos, ofrece las condiciones perfectas para vivir el techno en un estado prístino e impoluto.
TORAX (Adriana López, Nørbak, Regis): POV

Después de asistir a la mayoría de las ediciones, ya estoy familiarizado con lo que se vive dentro del cubo negro, pero nunca deja de sorprenderme.
Con una tarde despejada y luminosa, tras semanas de lluvias constantes, me dirijo hacia el abismo. Adriana López inicia la ceremonia con un ambient inquietante que, a pesar de carecer de beat, atrae a los asistentes hacia la pista desde el primer momento. Mi momento predilecto es este: una iluminación tímida e intermitente que obliga a los ojos a adaptarse a la penumbra, sombras difusas y frecuencias que invitan a la introspección. Únicamente los stacks de L-Acoustics, erguidos como tótems, permanecen iluminados con un halo azul, sirviendo como punto de referencia para la navegación. Los patrones rítmicos emergen, rotos al principio, pero que poco a poco van tomando forma, mientras la luz blanca, tenue y parpadeante, me transporta al U.S.C.S.S. Nostromo (la nave de Alien: El octavo pasajero). Adriana nos lleva hasta los confines del universo conocido en un viaje de tres horas que evoluciona constantemente, dejando cada vez menos espacio para los pensamientos.
El segundo acto, a cargo de Nørbak, transforma el viaje espacial en algo primitivo y tribal. Percusiones calientes y agudos cortantes nos sumergen en un baile desenfrenado y salvaje, con una selección de raw hipnótico y un interludio de breakbeat cargado de un bassline elongado y pesado que puso a prueba los límites del sistema de sonido. Armado con tapones para los oídos, me quedé atrapado frente a uno de los stacks. El groove intenso mantenía a mi cerebro ocupado, tratando de decodificar los patrones mientras mi cuerpo no dejaba de moverse.

Regis toma el mando de la nave, llevándonos a su territorio: el sonido industrial de Birmingham, crudo y agresivo, que nos hace dejar hasta el último aliento en la pista. Cuando suena su clásico «Speak to me», alcanzamos un clímax memorable. Desde la parte trasera de la pista, disfruté de una panorámica espectacular que me permitió apreciar la instalación de arte en todo su esplendor. Todos éramos parte de esta puesta en escena. Los objetos especulares que proyectaban luz a cada lado de la pista añadían un aire de omnipotencia, como si fueran capaces de desintegrar a cualquiera que osara profanar lo que estaba ocurriendo.
Cabe destacar que, a pesar de estar sold out, había espacio suficiente para bailar y desplazarse entre las diferentes áreas sin que resultara agobiante. Este es un detalle que se agradece enormemente y habla muy bien de la gestión del evento.
Próxima edición
Me quedo corto al intentar narrar lo inefable de este viaje. Un ambiente donde prevalece la diversidad, y donde coexisten puristas y veteranos con recién llegados a la escena, todos en comunión, con el ego disuelto entre la oscuridad y el sonido. Una verdadera inmersión total.
Este ciclo ha marcado un punto de inflexión en la escena de Barcelona, impulsando un replanteamiento en la forma de hacer clubbing para salas, promotores y asistentes.
Ya con mi ticket en mano, les invito a formar parte de la próxima edición, el 11/05/25, junto a Phase Fatale, Speedy J y Sylvia. Os dejamos el enlace a la web de Razzmatazz aquí.
