Desde Madrid hasta Barcelona, y desde las cabinas de clubes míticos como Fabrik o Nitsa hasta los circuitos más inquietos del techno underground, Ana Alves se ha consolidado como una de las artistas emergentes más interesantes del panorama electrónico español. Con un enfoque crudo, profundo y mental, su sonido hipnótico parece más una experiencia ritual que un simple DJ set. Hoy hablamos con ella para conocer mejor esa visión artística que la está posicionando como una figura a tener muy en cuenta en la escena.
Hola Ana, gracias por tu tiempo. Para empezar, ¿cómo te encuentras en este momento de tu carrera y cómo estás viviendo este crecimiento que estás experimentando dentro de la escena?
¡Muy buenas! Gracias a ti. La verdad, esto de las entrevistas es algo nuevo para mí, así que estoy muy agradecida por este espacio 🙂
Creo que estoy en un momento muy bonito de mi carrera, porque he empezado a tomármelo con más calma en cuanto a la presión, las prisas y la ansiedad que muchas veces acompañan a esta profesión. Me he dado cuenta de que es mucho más importante disfrutar del camino y ser capaz de enfocarte en tus prioridades (en mi caso, la producción musical) sin caer en todas las “distracciones” que la industria te pone delante cada día.
De esa manera, el crecimiento se vuelve mucho más orgánico y natural. Siento que así puedes vivirlo de una forma más sana y tranquila, evitando sensaciones tan comunes entre los artistas como el síndrome del impostor.
Desde tus inicios en Madrid hasta tu consolidación en Barcelona, ¿cómo ha influido este cambio de ciudad en tu sonido y en tu evolución artística?
Podría decir que mi carrera como artista realmente comenzó aquí, en Barcelona. Esta ciudad me acogió con los brazos abiertos y me hizo sentir como en casa desde el primer momento. Por eso, más que hablar de cómo influyó el cambio de ciudad en mi sonido, diría que fue Barcelona la que me vio crecer y evolucionar en cada una de mis etapas.
Siento que, a pesar de los comentarios negativos que se escuchan a veces, la ciudad todavía conserva ese espíritu underground. Solo hay que saber dónde y cuándo buscarlo. Aún hay personas que mantienen vivo el techno en su esencia más pura, y eso me hace no perder la esperanza. Sin necesidad de compararla con Madrid, creo que Barcelona tiene una escena local sólida, que se apoya entre sí y mantiene vivo ese sentido de comunidad. Yo lo he vivido.
Y bueno, respondiendo a tu pregunta, creo que en Barcelona es fácil descubrir nuevos artistas y propuestas, porque en clubs como Laut o Human, o en festivales como Mira y Ombra, siempre encuentras programaciones diferentes. Eso, como artista, me mantiene en contacto con sonidos y apuestas que a veces desconocía y que terminan influyendo en mi propio trabajo.
Aunque mi base siempre ha sido el techno (raw, deep, hypnotic), cada experiencia me permite evolucionar hacia algo más concreto y a descubrir facetas de mí que no sabía que existían. Diría que lo más bonito de la carrera de un artista es justamente eso, evolucionar. Al final se trata de ir conociéndose a uno mismo y aprender de todas tus experiencias. No sé cómo será en el futuro, pero sí estoy segura de que me mantendré fiel a mi estilo.
Has pasado por cabinas tan potentes como Apolo (Nitsa), Florida 135 o Fabrik. ¿Qué club te ha marcado especialmente y por qué?
Antes de nada, quiero decir que esto para mí es un sueño. Solo el hecho de contestar a esta pregunta me hace darme cuenta de lo afortunada que soy y de que vale la pena todo el esfuerzo que estoy dedicando a mi carrera. Puedo afirmar con seguridad que trabajar duro y con constancia sí tiene resultados, y que no puedes rendirte ante los altibajos que esta profesión te pone por delante.
Una de las cosas que más me gustan personalmente de este trabajo es probar cabinas. Sientes un poco de adrenalina cuando nunca has tocado en ese club y no sabes lo que te vas a encontrar, porque cada cabina es un mundo. Ahí está gran parte del trabajo del DJ, ya que no solo te tienes que adaptar a la pista, sino también a los desafíos técnicos que supone cada cabina.
Esa adrenalina se multiplica cuando vas a tocar en un club que ha formado parte de tantas noches de tu adolescencia o de esos años en los que el techno ha estado tan presente todos los fines de semana. Digamos que esos son los clubs que más me han marcado: aquellos donde he pasado noches increíbles que me han llenado el corazón y me han hecho darme cuenta de que yo quería dedicarme a esto, como es el caso de Fabrik, Sala Lab o Florida 135.
Por otra parte, también me han marcado mucho los clubs más grandes que me han dado oportunidades a medida que he ido creciendo como artista. Me refiero a ese crecimiento natural del que hablaba antes: oportunidades que van acordes al momento en el que estoy. Nitsa es un gran ejemplo de esto, ya que cuando me llegó la primera oportunidad, sentí que estaba preparada y estuve muy agradecida de que una artista emergente como yo estuviera haciendo el warm up esa noche.
También quiero destacar que detrás de los bookings de Nitsa hay una gran mujer, Elena, que se está dejando la piel para que la programación no solo sea excelente, sino también equitativa. Estoy realmente contenta de que mujeres como ella vayan ocupando posiciones de poder, porque apenas conozco bookers que sean mujeres, y sé que ella es una persona muy consciente de la desigualdad de género que todavía existe en esta industria. Personalmente, estos clubs me marcan mucho porque siento que son parte de la solución, y no del problema.
Dentro del abanico del techno —raw, deep, hypnotic—, ¿dónde sientes que te mueves con más libertad, y dónde te gusta desafiarte?
Me gusta el techno porque es un género tan repetitivo y monótono que no todo el mundo lo comprende. Te obliga a estar atento al más mínimo detalle y a conectar con lo que la música le hace sentir a tu cuerpo. Tiene una complejidad tan simple que puede sumergirte en un viaje maravilloso.
Precisamente por eso, el techno en sí ya me parece un desafío. No es fácil construir sets hipnóticos que resulten interesantes sin que se vuelvan planos o aburridos. La clave está en saber navegar entre los distintos subgéneros para mantenerlos dinámicos, con progresión, y siempre con algún toque experimental que sorprenda al público.
Aunque escucho muchos estilos dentro del techno, me siento más cómoda en la oscuridad. Siempre ha sido así. Y, curiosamente, cada vez me voy haciendo más oscura… creo que ahí está el verdadero desafío: mantenerme fiel al sonido que más me representa y más me hace sentir mientras sigo descubriendo otras facetas de mí en el proceso.
En tus sets se siente una narrativa casi cinematográfica, como si hubiese un hilo conductor emocional. ¿Es algo que planeas desde antes o surge en la conexión con el público?
Desde luego, el trabajo del DJ empieza en casa, con el proceso creativo que cada uno tiene al armar un set. Aunque solemos escuchar eso de “voy a improvisar, ya veré qué hago”, siempre hay una planificación previa a partir de la cual puedes decidir improvisar o no.
Diría que el trabajo del DJ es un 80% en casa y un 20% en el club. Al final, lo que realmente te diferencia de otros artistas es tu selección musical y la manera en que organizas esa selección en tu USB. A menos que tu técnica sea especialmente llamativa, el público no conecta contigo por cómo mezclas, sino por la música que eliges.
Partiendo de eso, creo que todos los DJs planifican sus sets de alguna manera (y quien diga que no, o no está siendo del todo sincero, o simplemente no le da la importancia que merece a su trabajo). Aun así, durante el set hay que dejar espacio para la intuición y adaptarse a la energía del público y del lugar. La improvisación es esencial, porque sin ella la conexión con la pista se vuelve frágil o inexistente.
Un buen profesional prepara su set teniendo en cuenta factores como la hora, el club, el slot, la intensidad, la ciudad y el resto de artistas con los que comparte cartel. Todo eso influye en cómo se construye esa narrativa que luego el público percibe como algo casi cinematográfico.
Hablando de esa conexión con el público, ¿cómo manejas la energía del dancefloor cuando estás en cabina? ¿Qué señales te hacen cambiar el rumbo de un set?
Manejar la energía del dancefloor es algo difícil de explicar, porque implica saber diferenciar cuándo la respuesta del público es tu responsabilidad y cuándo no, para evitar frustraciones.
Hay ocasiones en las que, por más que planifiques tu set, tu música simplemente no conecta con el público de ese lugar o de ese día en particular. Y eso es algo que, a veces, escapa completamente de tu control. La clave está en mantenerte atento a cómo reacciona la pista cada vez que haces un cambio de dirección, hasta encontrar ese punto en el que tanto tú como el público estén cómodos.
Tampoco creo que tenga sentido adaptarte tanto que dejes de ser tú. Si eso pasa, probablemente ese gig no era el tuyo. Es una situación muy subjetiva: a veces puedes pensar que la música no está funcionando porque un grupo se fue a fumar, cuando en realidad la razón es otra.
Por eso, más que fijarte en “señales” concretas, creo que se trata de leer la energía general de la pista. Al final, el DJ tiene que confiar en su intuición y reconocer si hay o no una verdadera conexión con el público.
Formas parte de colectivos como Silencio y Raw Prod. ¿Qué significa para ti trabajar en comunidad dentro de una escena que a veces puede ser muy individualista?
Trabajar en comunidad, para mí, es la clave y lo que da sentido a todo lo que hago.
Con el tiempo entendí que la escena no te debe nada; si acaso, es uno quien le debe a ella. A pesar de sus altibajos, gracias a esta escena puedo vivir de lo que amo, y siento que es mi responsabilidad devolverle algo a cambio. Al final, todo lo que das regresa, y todo lo que recibes merece ser correspondido.
Pero no se trata de hacerlo por reconocimiento o por aparentar, sino por convicción. Ser individualista no lleva muy lejos. En una industria donde el ego y el negocio suelen dominar, actuar desde el amor y cuidar la escena que te sostiene es, justamente, lo que te va a diferenciar del resto.
Algunas de las iniciativas que he llevado a cabo recientemente con mis colectivos incluyen, por ejemplo, un Open Call que tuvo mucho éxito, en el que Raw Prod colaboró con cuatro colectivos para ofrecer oportunidades a artistas emergentes más amateur. En cuanto a Silencio, hace apenas unas semanas celebramos la release party de un VA formado por ocho mujeres unidas para recaudar dinero para el cáncer de mama. Todos los beneficios, tanto del álbum como del evento, fueron destinados a la organización 🔎Europa Donna.

Estos son solo algunos ejemplos de cómo se puede crear comunidad dentro de la escena, ofreciendo apoyo y oportunidades a otros artistas, y evitando caer en el individualismo que a veces predomina en este entorno. Para mí, este tipo de acciones son la manera más genuina de cuidar la escena que nos da de comer y de devolver algo de lo que recibimos.
¿Cómo nació tu conexión con Silencio y qué representa para ti formar parte del colectivo?
La verdad es que surgió de una manera muy espontánea. Yo nunca había formado parte de ningún colectivo y, cuando apareció la oportunidad, sentí que, una vez más, Barcelona me acogía con los brazos abiertos. Franc, su fundador, siempre ha sido amable y cercano conmigo, y me parece una persona muy profesional. Eso me llamó la atención, porque ya sabemos que la profesionalidad a veces escasea en esta industria… y, por supuesto, eso se refleja en el colectivo.
Formar parte de Silencio, para mí, es una forma de contribuir activamente a la escena, de tener un espacio donde se escuchen mis ideas y se puedan llevar a la realidad. También es una manera de demostrar que se pueden hacer las cosas bien, con seriedad, respeto y profesionalidad. Además, ahora que el sello está en pleno auge con lanzamientos tan relevantes, parece que estamos haciendo más ruido del que incluso imaginábamos, y eso nos motiva todavía más a invertir tiempo y energía en el label. Por mi parte, como mujer, quiero aprovechar esta plataforma para dar visibilidad y oportunidades a más mujeres productoras y para seguir difundiendo todo el talento femenino que hay en el mundo. Creo firmemente que crear comunidad y abrir espacios a otras voces es una de las formas más bonitas de transformar la escena desde dentro.
Y en esa misma línea, ¿cómo ves la escena electrónica actual en España? ¿Qué espacios crees que están generando comunidad real y ofreciendo propuestas diferentes?
Es cierto que la situación actual parece ir empeorando en cuanto a la comercialización de la música electrónica. Cada vez hay menos promotores, programadores o espacios que apuestan por sonidos realmente underground o de vanguardia y por line-ups más arriesgados. Aun así, como decía antes, si los buscas, los encuentras.
A lo largo de mi (aún breve) carrera como artista, me he cruzado con promotores de todo tipo, y se nota enseguida quién organiza eventos por pasión para cuidar la escena y por amor al arte y quién lo hace solo por beneficio económico. Por supuesto, hay que entender que los espacios deben ser rentables para poder seguir abiertos, pero la diferencia está en las prioridades. Estoy convencida de que muchos clubs podrían cubrir costes y obtener beneficios con programaciones menos comerciales y dando más oportunidades a artistas emergentes.
Al final, la clave está en las posiciones de poder: los clubs son quienes imponen las condiciones a los promotores; los agentes, quienes inflan los fees de sus headliners; los bookers, quienes deciden quién toca y quién no. La lista sigue…
Ser artista emergente hoy en día se siente casi como un deporte de riesgo. Cada vez hay más desigualdad y desequilibrio en la escena: los line-ups comerciales siguen haciendo sold out una y otra vez, mientras que las propuestas más underground apenas llenan las salas. Y si, cuando hablo de desigualdad me refiero al tema de la mujer, pero eso ya lo hablamos más adelante…
Aun así, creo que tenemos una oferta increíble en este país, y España sigue siendo un destino clave en el mapa internacional gracias a clubs y promotoras que mantienen viva la esencia de la escena. Siempre habrá alguien haciendo ruido en alguna ciudad, preservando la identidad del techno y generando comunidad desde el amor y la pasión por lo que hace.
No me atrevo a mencionar espacios que no conozca de primera mano, pero, según mi experiencia, estos son algunos de los que realmente están cuidando la escena y haciendo las cosas con cariño y dedicación (espero no dejarme ninguno):
Laut, Raw Prod, Contacto, Silencio, New Faces (The Bassement Club), Human, Selva, Noizer, Sound It, Harrika, Nitsa, La Vaca, Visceral Room, Sociedad Groove, Punto G, Sensoria, Jaleo Real, Selectors, Trocotro, Yoyo, Lapsus, Symbole, 01366, No Tags, Mira, Unison, Trinchera, Ombra…
Este año has estado lanzando música que consolida tu visión sonora como productora. ¿Qué nos puedes contar de tus últimos trabajos en estudio? ¿Algún release que sientas especialmente representativo?
La carrera del productor musical es muy lenta y no tiene fin. Cuanto más aprendes, más te das cuenta de todo lo que te queda por aprender, y eso frustra mucho. Me atrevería a decir que convertirme en productora ha sido una de las cosas más difíciles que he hecho en mi vida, porque no te puedes imaginar lo que hay detrás. Y no solo me refiero al proceso de aprendizaje, sino también a la frustración, la soledad, la comparación, las horas frente al ordenador intentando darle un sentido a lo que estás haciendo…
Dicho esto, durante este año me he enfocado en acercarme un poco más al sonido que siento que más me representa y en terminar mi primer EP, que verá la luz el año que viene. También saldrá el año que viene un VA que probablemente sea uno de los releases más importantes de mi carrera, y que todavía no he terminado de asimilar que vaya a ocurrir.
No sé si puedo decir que son “especialmente representativos”, porque encontrar tu sonido es una de las cosas más difíciles que existen dentro de la carrera de un artista, pero sí puedo asegurar que representan mucho esfuerzo y mucho amor puesto en cada uno de esos tracks.
Sí me gustaría destacar el último release que salió el mes pasado como parte de un álbum caritativo para recaudar fondos para la lucha contra el cáncer de mama en Silencio Records. “She Makes Noise” va a ser mi último release de este año y demuestra que cada vez más me voy acercando a ese sonido hipnótico, con un toque sci-fi, que estoy buscando. Estoy realmente orgullosa de formar parte de un colectivo que lleva a cabo este tipo de iniciativas, ya que gracias a Silencio, ocho mujeres productoras maravillosas nos hemos unido para luchar por una causa tan importante.
¿Mi sueño? Normalizar que haya álbumes de mujeres sin necesidad de que se unan para luchar contra alguna causa. Normalizar que haya line-ups de mujeres sin necesidad de que sea el Día de la Mujer. Normalizar que haya mujeres en posiciones de poder tomando decisiones en esta industria… pero eso ya es otro tema.
Siguiendo con lo que comentas de este VA, vamos a desarrollar un poco más el tema de la igualdad de género en la industria musical: ¿Cómo observas en la actualidad la presencia femenina en la escena de la música electrónica?
La presencia femenina en la escena techno ha crecido, sí, pero aún existen muchos desafíos. Es innegable que ha habido una evolución en el papel de las mujeres dentro de la industria, pero todavía quedan muchos cambios por hacer para alcanzar una verdadera equidad.
Creo que parte del problema es que mucha gente da por hecho que esa desigualdad ya no existe, cuando en realidad sigue muy presente. Hemos avanzado pero no lograremos una igualdad real hasta que todos sean conscientes de la situación y del sistema que aún nos rodea.
Es un hecho que una DJ mujer sigue llamando más la atención que un hombre, y esto ocurre por dos motivos principales. Primero, porque históricamente casi no ha habido mujeres en la música electrónica. Aunque cada vez somos más, sigue habiendo una diferencia numérica enorme, y por eso es más habitual que una mujer destaque.
Y segundo, porque la gran mayoría de los promotores/programadores/dueños de clubs (es decir, posiciones de poder) son hombres, y muchas veces la figura femenina sigue siendo vista como un reclamo estético antes que como un talento artístico. Eso coloca a las mujeres en una posición muy injusta, porque no sabes si te están llamando por tu trabajo o simplemente porque quieren “una chica guapa” en el cartel.
Y lo más duro es que, encima, muchos hombres nos culpan a nosotras por esa situación, como si el simple hecho de ser mujeres nos diera ventajas. Pero la realidad es otra: no es culpa nuestra, sino de una industria que todavía arrastra estructuras machistas y que, en muchos casos, sigue utilizando la imagen femenina como herramienta para vender más entradas.
Definitivamente, yo no tengo la culpa de haber nacido mujer. Si hay una culpa, recae en quienes un día decidieron que nosotras éramos el “sexo débil” y convirtieron eso en una norma social que aún estamos intentando desmontar.
Que todavía se escuche la típica frase de “yo no me fijo en el género, yo me fijo en la música” demuestra la inconsciencia que existe en la industria musical. Si viviéramos en un mundo sin desigualdad, esa frase tendría sentido, sí, pero desgraciadamente las oportunidades para las mujeres y otras identidades disidentes siguen siendo escasas en comparación con las que obtienen los hombres cis.
Por eso, sí hay que fijarse en el género, en el caso de la desigualdad hacia la mujer, a la hora de tomar decisiones, al igual que hay que fijarse en otras disidencias que también encuentran barreras para acceder a los mismos espacios y oportunidades. Al fin y al cabo, hablamos de todas aquellas identidades y colectivos que históricamente han sido invisibilizados. No se trata de favoritismos, sino de equilibrar una balanza que lleva demasiado tiempo inclinada hacia un solo lado. Eso es la igualdad.
Para ir cerrando, vamos con algunas preguntas más personales para conocerte mejor:
En tus palabras hablas de «frecuencias que hacen viajar». ¿Qué artistas, discos o sonidos fueron los que a ti te hicieron viajar por primera vez y te llevaron a querer dedicarte a esto?
Es complicado irse tan atrás para recordar qué artistas me influyeron tanto cuando empecé a escuchar música electrónica. De hecho, al principio ni siquiera era consciente de que estaba escuchando electrónica, con artistas como Oliver Heldens o Kygo. Más adelante, cuando me adentré en el techno, los primeros nombres que se cruzaron en mi camino fueron artistas grandes como Richie Hawtin, Regal, Amelie Lens o Johannes Heil. A partir de ahí empecé a investigar, a descubrir sonidos nuevos y a dejarme llevar por lo que realmente me hacía vibrar.
Poco a poco me fui “ralentizando”, porque descubrí que disfrutaba mucho más de la música inmersiva, de esa que te hace viajar. Siento que cuanto más lenta es la música, más capacidad tienes de percibir los matices, de dejarte envolver por los detalles y de alcanzar ese estado hipnótico que busco tanto en mis producciones como en mis sets.
Este tipo de techno tan envolvente genera ese efecto mental gracias a su repetitividad, las capas sonoras, los cambios sutiles y ese ritmo constante que altera la percepción del tiempo y del cuerpo, haciéndote entrar en una especie de trance. Esa sensación puede llegar a provocar momentos de auténtico éxtasis, de conexión total contigo mismo y hacerte viajar.
Estos son algunos de los artistas que actualmente están muy presentes en mis sets y que realmente admiro y recomiendo escuchar con atención:
David Reina, NWHR, Jin Synth, H3, Ruman, Isabel Soto, Monema, Michael Ferrell, Mesh Convergence, Tauceti, Biorc, Hugo Rolan, Vanina Buniak, Fixeer, Svreca, Acaera, Elías Garcia, Adriana Lopez, Uun, Giri, E2NMN, Orbe, Feral, Aleja Sanchez, A4, Neen, Decoder, Vera Logdanidi, Dold, P4PS, Joton…
¿Cómo llevas el equilibrio entre la vida personal y el ritmo que exige la carrera como DJ y productora?
Tengo la suerte de poder decir que vivo de la música, ya sea como DJ, productora o profesional dentro de esta industria. Es un deporte de riesgo, sí, pero al final en la vida hay que tomar decisiones en función de las prioridades de cada uno. En este momento, mi prioridad es la producción musical y la calidad de vida… y digamos que, más o menos, voy sobreviviendo.
Aunque a veces ni yo misma sea del todo consciente, ser artista y llevar tú sola todo lo que implica esta carrera es un trabajo… y es un trabajo 24/7. Por eso, cuando el nivel va subiendo y la exigencia aumenta, se vuelve imprescindible contar con un equipo que te eche una mano, ya sea con los bookings, la comunicación o la logística.
Prácticamente todo mi tiempo está dedicado a mi carrera artística y a intentar disfrutar de cada momento que me regala la vida, porque realmente creo que el tiempo es lo más valioso que tenemos. Así que, en términos de equilibrio, no sé si llevo una vida muy compensada entre ambas facetas… pero sí tengo claro que, según las prioridades que tengas, hay que estar dispuesta a hacer los sacrificios necesarios.
En todo este proceso he aprendido que el equilibrio no solo tiene que ver con el tiempo, sino también con la salud mental. Saber desconectar, no compararte y permitirte descansar es esencial para no perder la motivación ni el amor por lo que haces. Recomiendo encarecidamente que, independientemente de la profesión que tengas, cuides tu mente y tu cuerpo de la manera más sana y consciente posible.
En los últimos años se ha empezado a hablar más de salud mental en la música electrónica, especialmente entre artistas y promotores. ¿Qué opinas de cómo se está abordando este tema en la escena actual?
En mi opinión, aunque se hable más del tema en la actualidad, sinceramente no veo cambios reales ni soluciones prácticas. Siento que muchas veces se queda en un discurso superficial, como si mencionar la salud mental ya fuera suficiente, pero sin ofrecer herramientas reales o espacios de acompañamiento.
La realidad es que ser artista es una profesión muy solitaria en la que, además, hay mucha presión, incertidumbre y una necesidad constante de demostrar que estás presente. Todo esto termina afectando a tu bienestar y, muchas veces, también a tu creatividad.
Por ello, considero que la salud mental debería ser una prioridad real y que deberían existir más iniciativas que promuevan el descanso, la gestión emocional y la educación sobre estos temas, tanto para artistas como para promotores y agentes.
La salud mental es algo de lo que no se habla lo suficiente en la música electrónica y, sin embargo, es lo que sostiene todo lo demás, porque cuidarla es igual de importante que cuidar el oído o la técnica. En mi caso, intento cuidar mi mente y mi cuerpo de la manera más consciente posible. He ido dándome cuenta de que no todo puede girar en torno a la productividad o los logros, y que descansar también forma parte del proceso creativo. Si no estás bien contigo misma, es muy difícil crear o disfrutar del camino.
También creo que es importante hablar con naturalidad sobre el consumo de drogas en la escena. Es una realidad muy presente y, si no se gestiona con responsabilidad, puede afectar tanto a la salud mental como a la creatividad. A veces se romantizan demasiado los excesos… y eso tiene un coste. Mi intención no es juzgar a nadie, sino dejar de normalizar el consumo y promover, al menos, una reflexión sobre ello. La música y el arte se disfrutan mucho más cuando estás en equilibrio contigo misma. Sin equilibrio, la creatividad se debilita.
Me gustaría que, poco a poco, la escena evolucione hacia un espacio más consciente, donde se hable sin tabúes de temas como la salud mental o el consumo de drogas. Son conversaciones necesarias si queremos una comunidad más sana, sostenible y real.
¿Hay alguna colaboración soñada que te gustaría hacer, ya sea con alguien de la escena techno o fuera de ella?
Siento una gran admiración por todos los artistas que mencioné antes, y cualquier colaboración con alguno de ellos sería un sueño para mí. Realmente ya me siento muy afortunada porque he tenido la oportunidad de trabajar con algunos, como fue el caso del VA en el que participé que salió en febrero de este año en NYXII, el sello de mi querida Isabel.
También, como comenté antes, dentro de no mucho verá la luz otro VA que, de nuevo, me hace sentir realmente agradecida, ya que cuenta como una de esas colaboraciones soñadas. De la misma manera, mi primer EP en solitario también significa mucho para mí, y estoy deseando poder compartirlo con todos vosotros. No puedo decir mucho más por ahora, pero definitivamente ambos son un sueño hecho realidad.
Más allá de eso, sería un honor colaborar con muchos otros artistas, tanto consolidados como emergentes, porque creo sinceramente que hay muchísimo talento dentro de la escena techno. Me encantaría seguir compartiendo, cooperando y contribuyendo con mi creatividad en todo lo que sea posible, conectar con más artistas del mundo y, sobre todo, seguir aprendiendo de ellos.
Y para terminar, ¿qué se viene para Ana Alves en los próximos meses? ¿Algún proyecto que nos puedas adelantar?
Creo que ya he comentado bastante sobre lo que se viene en los próximos meses en cuanto a producción. Hay alguna cosilla más, pero nada confirmado todavía, así que prefiero no adelantar detalles.
En cuanto a las futuras fechas, justo la semana pasada se publicó el line-up del 83º aniversario de Florida 135, en el que compartiré cabina con Richie Hawtin, SHDW y Andrés Campo el próximo 29 de noviembre. No tengo palabras para describir la emoción que esto supone para mí, ya que estar al cargo de calentar la sala principal de un club tan emblemático es una oportunidad increíble. Una oportunidad que me hace muchísima ilusión y que me motiva para seguir adelante.

También puedo adelantar que dentro de poco anunciaré mi primera fecha fuera de España. No puedo contar mucho más por ahora, pero definitivamente es otro sueño hecho realidad.
Mis objetivos principales para 2026 eran lanzar mi primer EP y conseguir alguna oportunidad fuera de mi país y ver que ambos se van a cumplir me llena de gratitud. Es una sensación difícil de describir, pero lo que sí tengo claro es que quiero seguir disfrutando del camino y aprendiendo, sin perder la esencia ni la pasión que me trajeron hasta aquí.
Y me gustaría cerrar esta entrevista igual que la empecé: dejando claro que me siento muy afortunada de estar en el momento en el que estoy. Trabajando duro en mi carrera profesional, en mi salud mental y en mis proyectos. No puedo estar más agradecida por todas estas oportunidades, y estoy segura de que son fruto del amor y el tiempo que le dedico a la música cada día.
Gracias de nuevo por este espacio a BCN Resistance y gracias, lector, si has llegado hasta aquí. Un abrazo grande!
Muchas gracias, Ana. Un placer escuchar tus ideas y ver cómo construyes este camino tan sólido y honesto dentro del techno. Estaremos atentos a tus próximos movimientos. ¡Nos vemos en la pista!
